—En este lugar de ojeada, como desde la cima de la cordillera, comprendo que Tú digas que el aprecio matrimonial es definitivo, que el lío —Adicionalmente de ser pecado como toda ofensa bajo hecha a ti, que eres el Señor de la Vida y del Amor— es un camino errado hacia la satisfacción: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete